En el lugar donde sólo había tierra ahora existe un huerto.
Siembran tomates, quizás lechugas, espinacas...entre otros...
También tienen talleres de confección.
Y es conocido que fabrican carteras, manteles, llaveros, jarros de cerámica y adornos de diversos materiales.
Es una buena noticia porque, de acuerdo a lo que señala el nuevo director, estos hombres deben mantenerse ocupados.
Bien se sabe que la ociosidad es la madre de todos los vicios y qué mejor que entretener la mente en ocupaciones dignas que bien pueden significarles ingresos a sus propias familias.
Decidámonos en algún momento a visitarlos.
Así como pedir que sus productos sean sacados al mercado.
Se puede trabajar honradamente.
De esa manera la bendición de Dios y los buenos frutos llegan por sí solos.
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